En una época donde los jóvenes parecen tenerlo todo —acceso a tecnología, redes sociales y múltiples oportunidades—, lo que muchos aún buscan con urgencia es algo más profundo: un espacio donde sentirse escuchados, comprendidos y acompañados.
Esa es la convicción que impulsa a Fundación Espacio Mejor, organización nacida en 2010 en Viña del Mar y liderada por Nicole Plencovich, su directora ejecutiva. Su misión va más allá del aula o del taller: se trata de devolverle a cada joven la posibilidad de creer en sí mismo. De mirar al futuro no desde el miedo o la incertidumbre, sino desde la confianza de saberse protagonista de su historia.
En el más reciente episodio de nuestro podcast Voces de Fondacio, Nicole comparte cómo, a través de programas dirigidos a estudiantes de enseñanza media, han logrado acompañar a cientos de jóvenes en su camino de autodescubrimiento y liderazgo. Hablamos de chicos y chicas que, al pasar por la fundación, salen con un propósito, con herramientas concretas para participar activamente en su comunidad, y sobre todo, con una voz que ya no quieren —ni pueden— callar.
Junto a ella, Joaquín Salgado, director ejecutivo de IFF América, institución hermana de Fondacio enfocada en liderazgo juvenil, aporta una mirada regional: “Cuando les damos a los jóvenes el espacio y la confianza para expresarse, lo que vemos es poder. Poder para transformar, para proponer, para actuar. Pero sobre todo, para construir una ciudadanía activa, humana y comprometida.”
En un contexto social donde se suele subestimar la voz juvenil, Fundación Espacio Mejor rompe el molde: no educa para el futuro, sino para el presente. Invita a los jóvenes a hacerse cargo de su realidad, a participar, a formar comunidad, y a soñar en grande. Y esa es una misión que compartimos desde Fondacio.
Este episodio no es solo una entrevista. Es una invitación. A los tomadores de decisiones, a otras fundaciones, a los equipos directivos y a las empresas comprometidas con el país: necesitamos apostar más por estos espacios. Necesitamos confiar más en los jóvenes. Porque cuando se sienten parte, responden con creces. Y cuando se les reconoce su valor, pueden cambiar su entorno.
Hoy más que nunca, creer en la juventud no es una opción. Es un deber.
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